Y llego el día que precedía a la gran batalla, con las heridas aún abiertas, Erik Hardrada se dirigió a todos los Hombres del Norte a bordo del Drakkar.
"El verdadero Oro de Jintha'alor son nuestras tradiciones, nuestras familias, nuestro linaje, hemos pagado con muchas vidas el aprender esta lección y ahora volveremos a nuestros origenes, tomaremos el Poblado Sañadientes y nos vengaremos de los Trols tal y como hacían nuestros padres y los padres de nuestros padres antes de ellos, lucharemos como Hombres del Norte, con honor y coraje, y si la muerte nos alcanza nos veremos en Valhalla.
¡Y pobre de aquel que no vuelva con sangre de trol en su arma por que os juro que regresare del mismisimo infierno y lo empalare en Valgarde para vergüenza de su clan y de todos los Hombres del Norte!
¡Por la Sangre del Norte! gritad conmigo hijos del norte...
¡SANGRE!"
El Drakkar zarpo acompañado por la niebla rumbo al poblado Sañadientes, los cuernos sonaron y desde lo alto de la montaña rocas y flechas sembraron el caos en el Poblado Sañadientes desconcertando a los trols, mientras el Drakkar de los Hombres del Norte destrozo el malecón del poblado y los Berserker abrieron el camino de la Sangre.
Fugaz y ferozmente, los Hombres del Norte penetraron en el Poblado, una lider de los trols conocida como Mahal replego a los suyos para contener lo incontenible, parecia como si una fuerza de la naturaleza imparable se estrellara contra un muro. El combate fuo arduo entre el Caos, los trols lucharon valientemente pero fueron abatidos.
Ganada ya la batalla, los Hombres del Norte, saquearon gran parte del Poblado y cargaron un gran botín de oro y joyas en el Drakkar, donde aguardaba Alban Ravencroft preparado para partir, antes de que los trols se replegaran.
La venganza se pago con sangre, los trols no lo olvidarian jamás. El Drakkar partio y puso rumbo al islote que servia de asentamiento a los Hombres del Norte.
Allí se preparo un gran festín, la hidromiel fluía, los hombres festejaban y recordaban anécdotas de la batalla, mientras las gaitas y cuernos sonaban y el baile no se hizo esperar.
Hildegard Valdrada, se encargo de recoger el gran botín obtenido, embriagada por la sangre y el oro. Era el momento de recoger el campamento y volver al norte, a Valgarde.
Pero ahí no acabaría la cosa, un grupo de Trols rezagados, habían cogido unas canoas y se habían adentrado en el mar asaltando el Drakkar y la isla, reclamando a su vez también venganza. Combatieron duramente, pero fueron repelidos y devueltos al mar.
Los Hombres del Norte, se hecharon a alta mar, las tradiciones habían vuelto, el espiritu estaba henchido y la sangre aún caliente había sido saciada.
Los bardos cantaran la historia durante generaciones y recordaran a los héroes de las tierras del inteirior, Vedfornil, Astrithr, Hildegard, Erik, Ivar, Festern, Alban, Munnin y tantos otros que habían conseguido ya pasar a la historia.