Al día siguiente Hildegard Valdrada encabezo una nueva expedición junto a Agnete Armdhal y Ulf del Clan Ravencroft, para determinar las rutinas y elegir el mejor momento para desatar la niebla en el Poblado Sañadiente, previo al próximo asalto.
Tras pasar varias horas juntos, rodeando el poblado y extremando las precauciones, Agente tuvo una idea. Quitarle a una de las inmesas tortugas de la costa su caparazón y usarlo para rodear el poblado por el fondo marino del mismo, teniendo cuidado con las trampas para cangrejos.
Así pues con aquel plan consiguieron atravesar el poblado sin los problemas que el día anterior tuvieron que padecer. Llegaron a la conclusión que el mismo día del ataque, desde una de las zonas altas que abrazan el poblado, podían desatar el caos arrojando grandes piedras y flechas de fuego, mientras aprovechando la bruma, el drakkar se estampaba contra el puerto.
Pero la cosa no quedo solo en eso, en un arrebato de locura o mas bien de genialidad, pensaron en subir cientos de tortugas gigantes y despeñarlas por la montaña colina abajo contra el poblado, tras las risas, vinieron las miradas complices y regresaron al islote que servía de campamento para iniciar los preparativos.
Quedaba mucho trabajo por hacer, pero el día de la gran batalla estaba mas próximo.