El sol ilumino el firmamento y con el volvieron las patrullas de soldados de la Alianza al Campamento de la Brigada Parameña en las Colinas Pardas, listos para trabajar codo a codo en la reconstrucción del campamento. La amenaza de los Kvaldir seguía ahí, los Lobos de Velavento junto al Clan Barbaferrea emprendieron una marcha para cubrir los asentamientos del Refugio Pinoámbar y el Aserradero Cielo Azul, velando por la seguridad de los mismos. Los norteños del Pacto de Sangre y el Pacto Áureo, fueron destinados a Arroyoplata, para recabar información sobre los asaltantes Kvaldir.
Así pues una pequeña compañía compuesta por Garron Baynes, Jesabela Rocarena, James Taellyr, Rebbeka Ravencroft, Hosen Ravencroft y Marseline, fue designada para dicha misión. Ligeros en equipaje partieron a Arroyoplata.
El asentamiento estaba tranquilo, sosegado, ajeno a lo que estaba ocurriendo con los Kvaldir. La compañía era ignorada por los ulfhednar locales, bajo la puerta principal había cadaveres humanos en descomposición, hecho que advertía que la presencia de extranjeros no era muy bien recibida.
Tan pronto como llegaron, Jesabela partió a buscar al Escaldo Djorvar de Arroyoplata, al cual ya conocían durante su anterior aventura en busca del Tesoro de Quetz'lun. El resto estuvo preguntando a los habitantes del asentamiento sin mucho exito, hasta que uno de ellos les dijo que si querían saber que ocurria con los Kvaldir, era mejor que lo vieran con sus propios ojos y que no tardaran en dirigirse al oeste, a unas ruinas de los Drakkari conocidas como Zeb'Halak.
Antes de poner rumbo a Zeb'halak buscaron a Jesabela, que estaba con el escaldo Djorvar que al ser preguntado por los Kvaldir y la amenaza que se cernia sobre las Colinas Pardas con la llegada de la bruma, recordo una vieja canción infantil del norte que paso a recitar a la compañia y decía así:
Blancos eran los bancos de niebla,
blancos como sus tristes cabellos.
Que la costa abrazaba,
en un gesto funesto.
Allí, contemplativo, sólo y vacío se sentía Isen,
a la orilla del mar.
Su magia y su saber no eran nada,
pues la vejez rápido le marchitaba.
Y poco a poco su vida,
como el vaho, se esfumaba.
Mas aquella neblina siempre permanecía,
día tras día, año tras año.
"Qué no daría yo por así poder,
con mis manos la bruma tejer".
Y dijo esto en alto,
hacia la espesura insondable.
Entonces una voz le dijo:
"Ven y ansí podrás obtener,
lo que tú buscas tener".
Isen fue junto a ellos,
los que tienen la piel mojada y los cabellos verdes.
Sus secretos aprendió,
y por fin la niebla dominó.
Mil años tiene ya el viejo Isen,
pero nostálgico está de su tierra.
Añora los vados y los ríos,
y los picos nevados.
Pues el mar siempre susurra,
y sus profundidades siempre son negras.
La nostalgia finalmente lo embargó,
pero fuera de la bruma, no viviría.
"Llevaré pues la niebla conmigo,
para así vivir do yo quiera."
En su largo lamento Isen fabricó,
un cuerno de inquebrantable coral y conchas,
el cual cada vez que él soplaba,
tejidos de niebla lo acompañaban.
Así pues viajó tierra adentro,
cegando con bruma colinas, montañas y bosques.
Si veis pues viajeros,
un banco de niebla aproximarse.
Y escucháis el sonar,
de aquel cuerno del mar.
Saludad al viejo Isen,
pues es él quien quiere acercarse.
La compañia se habia quedado hipnotizada mientras el escaldo recitaba y al finalizar, una chispa de iluminación brillaba en sus ojos, se despidieron del escaldo y comenzaron a hablar entre ellos.
Isen, los Kvaldir, la niebla, el cuerno del mar...
Las piezas de aquel rompecabezas iban encajando poco a poco, las antiguas leyendas siempre tienen un fondo o una verdad en la que basarse, había que seguir investigando y la compañia se puso rumbo a Zeb'halak, al oeste de Arroyoplata, no muy lejos de allí.
Al llegar a las ruinas y ocultos, se fueron acercando al interior, donde canticos rituales precedian a una siniestra danza donde unos trols con aspecto malsano devoraban vivos a otros. En realidad unos a otros se estaba devorando y mientras lo hacían sus cuerpos mutaban, se hacían mas grandes y tentáculos brotaban de ellos, hasta que uno solo sobrevivio devorando a todos los demás.
Era enorme, de unos seis metros de altura. Al finalizar el ritual, la criatura se detuvo, un cuerno sono y la niebla aparecio rodeando a dicha criatura. Los Kvaldir se postraron ante aquella aberración y la brindaban oraciones llamándola "Dagovar" y repitiendo dicho nombre una y otra vez.
Dagovar, empezo a emitir sonidos indescriptibles y estridentes, hasta que uno de ellos provoco que Rebekka se desmayara, acto seguido la bruma y los Kvaldir desaparecieron, para cuando nos quisimos dar cuenta, aquella bestia abominable estaba junto a nosotros, dispuesta a devorarnos.
La compañia sorprendida y sobrecogida por Dagovar, no supo reaccionar a tiempo y fueron golpeados; Jesabela, Hosen, Rebekka y Marseline fueron atrapados por Dagovar, que los rodeaba y asfixiaba con sus tentáculos, James Taellyr ataco tratando de cortar alguno de los tentáculos de Dagovar, pero la criatura era extremadamente poderosa y derribo al excelso caballero que fue tambien preso de sus tentaculos.
Tan solo Garron, se mantenía erguido, mientras sus compañeros se retorcian de dolor antes de ser asfixiados por Dagovar, que parecia disfrutar con la tortura a la que les estaba sometiendo, Garron consiguio cortar el tentaculo de Jesabela y liberarla, lo cual provoco la ira de Dagovar, que golpeo con mucha dureza a Garron atrapándolo y dirigiendolo a su enorme boca redonda rodeada de dientes punzantes, pero no antes de que Jesabela reaccionara descargando la furia de sus dagas contra la bestia, y escalando hacia arriba de la misma entre clavada y clavada, degollándola finalmente hasta que esta se desplomo y dejo sueltos al resto.
La compañia tardo en recuperarse, la bestia había explotado recubriéndolos a todos de un compuesto gelatinoso que poco a poco se fueron purgando. Decidieron explorar las ruinas, aún con la congoja y la sorpresa de lo que acababan de descubrir, y en la cima de la pirámide santuario de Zeb'halak divisaron un fuego que se iluminaba incandescentemente.
Al ascender por las escaleras de la piramide y llegar a su cumbre, junto al fuego pudieron distinguir una silueta fantasmagórica que se desvanecio rápidamente. La compañia se detuvo un momento en aquella cima, observado todo a su alrededor, desde la cima se distinguia un poblado trol que parecia ahora vació sin vida, pero que seguramente en algún tiempo anterior había sido una gran ciudad del imperio drakkari.
Hosen comenzo a desvertirse ante la atenta mirada de los demás que no daban credito, y sus ojos se volvieron completamente blancos. El norteño había sido poseido por aquella entidad fantásmagorica que se presento como el "Emperador Zhuul el Sanguinario" señor de Zeb'halak y azote de los Vrykul. Dijo a la compañia que queria vengarse del Rey Ymiron y que el les ayudaria a acabar con los Kvaldir. Les explico que el cuerno de Isen había sido localizado y algún descendiente del mismo lo había usado, invocando así a los Kvaldir y dominándoles, había que detenerle por el bien de todos, pues la llegada de la bruma solo era el principio de algo mucho pero que había de venir con ello.
La compañia debatio si aceptar o no, al que decía ser un emperador trol de la antigüedad entre ellos, sin duda Zhuul parecia saberlo todo sobre lo que estaba pasando, incluso les dijo un lugar donde averiguarian lo ocurrido pero que sin el no conseguirian ponerle fin, ese lugar era la Isla Luna Sangre, cuyas catacumbas se extendian hasta Drakal'jin, en aquel lugar habia sido encontrado el Cuerno de Isen.
La compañia acepto la ayuda del espiritu trol, pero este no se sentia agusto en el cuerpo de Hosen, demando poseer el de Rebekka Ravencroft, aquella que había escuchado la voz de Dagovar el caído. Tras varias discusiones, Rebekka decidio aceptar, se acerco a Hosen y ambos se fundieron en un intercambio espiritual que acabo derribando a ambos contra el suelo.
Al poco tiempo se recuperaron, Zhuul palpaba su nuevo cuerpo mientras sentia las energias provenientes del mismo. La compañia se puso en marcha de regreso hacía el Campamento de la Brigada de los Páramos, con un nuevo integrante. Zhuul, les dijo que su presencia debía ser un secreto que solo ellos conocieran, así que trato de que los demas le ayudaran a comportarse como Rebekka para tratar con personas ajenas a la Compañia.
Tras múltiples intercambios culturales y alguna que otra situación hilarante, Zhuul decidio no abrir la boca y presentarse como "Rebekka solo" tras la recomiendación de los demás.
Llegaron al campamento totalmente exhaustos por lo acontecido, era el momento de descansar y recobrar nuevas fuerzas antes de proseguir hacia Drakal'jin y la Isla de Luna Sangre junto al extraño Emperador Zhuul, que había poseido el cuerpo de Rebekka Ravencroft.