Tras reposar las heridas sufridas, la nueva compañía se puso en camino siguiendo la pista de encontrar al Gran Sabio, una divinidad trol que podría saber el paradero del preciado tesoro. Atravesando sigilosamente Zul'drak, llegaron a un enorme paso que tuvieron que atravesar pero Ulf, uno de los norteños de la compañía, fue avistado por una patrulla trol y superados en número la compañía tuvo que hacer acopio de correr sin mirar atras entre una lluvia de flechas.
Tras el largo trayecto, los trols les pisaban los talones y llegaron a la alameda donde se encontraba el Gran Sabio, un tiki de piedra enorme rodeado por golems también de piedra gigantescos que atemorizaron a los trols que perseguián a la compañía provocando que dejaran de perseguirnos.
Bajo el resguardo del Gran Sabio y sus guardianes de piedra, la nueva Compañía fue sometida a prueba, teniendo que elegir entre la ubicación del tesoro o la vida de dos norteños que habían sido rescatados de la arena del anfiteatro y aparecieron como de la nada. El Gran Sabio puso a prueba a la compañía, y tan solo Jesabela y Hildegard Valdrada prefirieron el tesoro, lo cual contento al enorme dios tiki de piedra. El resto fue atacado por los golems gigantescos de piedra.
Tras un duro combate, los gigantes derribaron a la compañia, pero antes de que estos sacrificaran a sureños y norteños por igual, el Gran Sabio los detuvo y les perdono la vida. Jesabela y Hildegard pudieron ver el lugar donde se encontraba el tesoro, un sitio llamado "Drakil'jin".
Ayudando en el camino a los heridos a reponerse, volvieron al puesto avanzado de la Cruzada Argenta, donde la discordia en la nueva compañía había estallado, norteños y sureños, se vieron traicionados por Jesabela y Hildegard, pero mientras que Jesabela guardaba silencio, Hildegard recriminaba a estos que erán débiles y que serían un lastre para conseguir el tan preciado tesoro.
La discordia en el grupo de aventureros había sido sembrada. Quizá eso era lo que el Gran Sabio quería... ¿quién sabe?
Mientras tanto, seguía sin saberse nada de Torhild y Vedrfornil, que para Hildegard Valdrada y algunos más ya estaban muertos y disfrutando de la otra vida en el Valhalla, aunque algunos otros aún conservaban la esperanza de que siguieran con vida y encontrarles.