Fuímos capturados y encerrados en una jaula en las mazmorras del anfiteatro. Los Drakkari hablaban y se reian entre ellos en un lenguaje ininteligible para nostros. Al caer la noche, nos sacaron de la jaula y poco a poco nos hicieron caminar hacía la arena, al menos tuvieron el detalle de darnos nuestras armas.
Y allí estabamos, en la arena del anfiteatro, espalda contra espalda, las gradas a rebosar, seríamos el espectáculo de los Drakkari, un espéctaculo de arena y sangre.
Entre los chillidos ensordecedores del publico asistente, aparecieron enormes trols rodeandonos, seguramente sus campeones y armados hasta los dientes. Al grito de un Gran Sacerdote Kalari, que parecia el promotor del espectáculo nos atacaron.
La compañía lucho ferozmente, entre espadazos, golpes contundentes de martillo, flechas, balas, lanzadas y hachazos conseguimos a duras penas deshacernos de los trols.
Pero el más fuerte y grande de ellos, vapuleo a Torhild dejándolo inconsciente y cargándolo al hombro, mientras era ovacionado por el público y la compañía no pudo hacer nada para evitarlo, puesto que al poco tiempo la puerta se abrió y aparecio un gigantesco y terrible Demosaurio.
El público enloquecio, el suelo de la arena temblaba ante los pies de la Compañía, mientras Torhild se alejaba capturado por el Campeón de los Drakkari. El terrible Demosaurio, hizo vibrar todo el anfiteatro al rugir y cargo contra la Compañía, que trataba de eludir al gigantesco animal, no fue sino la actuación de los dos hombres del norte, que la compañía anteriormente había rescatado de ser sacrificados, la que les dio una oportunidad de derrotar a semejante bestia, partiendo las cadenas que la ataban. El demosaurio furioso y desorientado comenzo a comerse trols de entre el público y el pánico cundió. La Compañía aprovecho para tratar de escapar, pero no todos, Vedrfornil juro que no se iria sin Torhild y los dos hombres del norte le siguieron hacía las jaulas del subsuelo en busca del hijo del Jarl que estaba preso.
El Gran Sacerdote de Sseratus, mato al Demosaurio finalmente sacrificándolo y restableciendo el orden entre el caos.