El Jarl Erik Hardrada se reunió con Raynault Karling, en Pico Nidal donde ambos hablaron sobre el oro y los trols que lo custodiaban. Raynault prometio que en breve daría una respuesta a Erik y este partió a la espera de recibir noticias hacia el campamento de los Hombre del Norte en la costa.
Vedrfornil Hjorden, guió a un pequeño grupo de hombres del norte, hasta la ruta de la colina hacía la ciudad de Jintha'alor desde donde divisaron la magnitud de aquello que querían emprender y el escaso número de hombres y recursos que tenían para ello.
Al volver al campamento y mientras meditaban con como entrar y una vez dentro, como encontrar el oro de la ciudad y como sacarlo de allí pasando desapercibidos, un estruendo se escucho y fuimos sorprendidos por los trols. Pese a una rápida reacción, fuimos abatidos y heridos siendo superados en número y sin haber previsto grandes defensas. Habíamos subestimado a nuestro enemigo, craso error.
Acorralados ya y dispuestos a entregar la vida para morir honorablemente y ascender al Valhalla, uno de los trols se adelanto, la situación fue tensa y empezo a dibujar en la tierra. Estaba muy claro lo que querían, y era que nos marcharamos. Erik Hardrada, obcecado con la idea del oro y de vengarse por el ataque sufrido se nego en rotundo, pero finalmente Hela, la Jarl de los Inkjerson intercedio consiguiendo sofocar a todos y diciendo que ya nos vengariamos llegado el momento, pero que era inútil morir por nada.
Abatidos partimos en el Drakkar y conservamos la vida. Las heridas hacían mella en nosotros y con ello el desconcierto. Nuevos planes habían surgido, la venganza como idea, el oro como el sueño rapido y erróneo para conseguir un destino que ha de ganarse poco a poco, gota a gota de sangre.